Las mujeres tienen más inconvenientes en el acceso a las nuevas tecnologías

Los impedimentos en el acceso y el uso de las nuevas, y no tan nuevas, tecnologías, demuestran las desigualdades de género y la ausencia de un «empoderamiento digital».
La distribución del tiempo y la asignación de tareas de cuidado, son factores que intervienen en la formación de las mujeres en cuanto al uso y apropiación de dispositivos digitales.

Por: Leticia Beltrán

@Letibel

Las brechas de género son las desigualdades existentes entre hombres y mujeres en el acceso a oportunidades que garanticen el pleno goce de derechos. Por ejemplo, los datos oficiales confirman que las mujeres dedican más tiempo a las tareas domésticas que los hombres. Asimismo, quienes acceden a trabajos formales, cobran en promedio un 26% menos que ellos por iguales tareas según un informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Nacional (Atenea).
Esta brecha se da también en el acceso a las herramientas tecnológicas, como por ejemplo las computadoras y los smartphones. A estos límites se los denominan como “brechas digitales”, que incluyen los “techos de cristal” y los “pisos pegajosos”.
En un informe realizado por la GSMA Mobile for Development Foundation* muestra que las mujeres siguen siendo un 10% menos proclives que los hombres a tener un celular y un 23% menos propensas a usar Internet móvil. «Eso significa que 313 millones menos de mujeres usan los servicios de Internet móvil, generalmente en áreas del mundo donde el principal medio para acceder a Internet es con un dispositivo móvil», expresa el informe.

El acceso y uso de las tecnologías digitales significan un mundo de oportunidades al alcance de la mano. Desde la posibilidad de “coquetear” con aplicaciones que brinden herramientas para un mejor uso del tiempo (laboral o de estudio), hasta la apropiación de herramientas que generan conocimiento en la sociedad.
De un tiempo a esta parte, Google es uno de los espacios donde las personas realizan búsquedas “enciclopédicas”, y como fuente primaria de información, se encuentra Wikipedia.
Según un informe (Wikipedia User Report -2011)  que reporta las características de usuarios y “editores” de Wikipedia, se reveló que la brecha digital entre personas lectoras y editoras es del 8,5% de mujeres, sobre el 91% de varones. Esto significa que esta desigualdad refleja, no sólo un límite en el acceso y participación, sino el sesgo de los contenidos a los que recurre gran parte de la sociedad.

Otro estudio del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe y el Banco Interamericano de Desarrollo  (INTAL-BID) sobre la población “Millennial” de la Argentina, indica que las mujeres utilizan menos la tecnología en el trabajo que los varones.  El informe identifica otra brecha de género en cuanto a la posesión de dispositivos tecnológicos: “casi un 65% de los hombres tiene computadora portátil, contra un 58% de mujeres”, (Basco y Carballo, 2017). Además, según Latinobarómetro (Latinobarómetro Corporation es una organización privada sin fines de lucro), un 47% de hombres en América Latina posee un smartphone mientras que un 41% de mujeres cuenta con este dispositivo (Basco, 2017).

En Corrientes y en Chaco no existen programas y políticas para favorecer la inclusión de las mujeres en el uso de las tecnologías, y aún no se implementa en la región alguno que implique la alfabetización digital y el desarrollo de las habilidades tecnológicas.
Un ejemplo donde esto se visibiliza es en la escasa matriculación de mujeres en las carreras tecnológicas.

Datos brindados por la Universidad Tecnológica Nacional, afirman que en 10 años se ha incrementado un 38% la cantidad de mujeres que estudia una carrera en alguna de las regionales que tiene esta Universidad Nacional. Pese a este incremento, las mujeres representan sólo el 15% de la matrícula de la UTN en todo el país.
Por limitaciones externas, culturales, económicas o sociales, las mujeres no gozamos el derecho de  incorporar el uso de las tecnologías en nuestra cotidianidad para lograr el desarrollo personal, profesional y social.

Chicas en Tecnología junto a INTAL – BID realizaron la única investigación cualitativa y cuantitativa de mujeres argentinas en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (CTIM). En el informe realizado señalan que entre 2010 y 2016, las mujeres son el 33% del estudiantado de las universidades públicas y privadas, mientras que los varones son el 67%.
Además, del total de carreras universitarias, en 2016 hubo sólo un 12% de mujeres y un 31% de varones estudiantes de carreras CTIM.
Los informes mencionados indican que las brechas digitales son consecuencia directa de las barreras impuestas en los terrenos de formación y las limitaciones que se generan a partir de los estereotipos de géneros en el desempeño profesional.
Según el informe de GSMA mencionado anteriormente, «la oportunidad comercial de igualar la propiedad y el uso de dispositivos móviles entre hombres y mujeres en países de ingresos bajos y medios para 2023 se estima en $140 mil millones, mientras que la oportunidad económica se estima en $ 700 mil millones». Es decir, cerrar la brecha digital de género podría inyectar un crecimiento del PIB «de $ 700 mil millones en estos países durante un período de cinco años».
A medida que la digitalización avanza a través de las sociedades y las economías, las mujeres quedan excluidas del acceso a información, servicios y oportunidades que mejoran la calidad de vida.
Otro dato, brindado por el INTAL – BID, indica que las mujeres experimentamos la segregación horizontal, conocida en los estudios de género como “pisos pegajosos” (se refiere a la decisión de las empresas, organizaciones e instituciones, de mantener en categorías o escalones más bajos a las mujeres). También, la segregación vertical , conocida como “techos de cristal”, significa la imposibilidad de las mujeres de acceder a puestos jerárquicos en sus espacios laborales.

Aún no se han generado estudios sobre el acceso y uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) en poblaciones con identidades de género disidentes y no binarias. Resulta una gran dificultad en el análisis no contar con estadísticas sobre este gran sector de la sociedad que probablemente aumente la brecha en comparación con los hombres (cisgénero, heterosexuales, blancos y de clase media/alta).
Las desigualdades en las posibilidades de uso de las herramientas digitales, limitan el desarrollo y empoderamiento de las mujeres a partir de las barreras en el acceso a la información y a la adquisición de conocimientos.
Achicar o eliminar la brecha digital implica no sólo la apertura de oportunidades sino la ruptura en el modo de contar las historias. Rompiendo el androcentrismo del discurso, las mujeres, disidencias y los hombres que no cumplen los mandatos de masculinidad hegemónicos, podrán verse reflejades en los contenidos. De esta manera, no sólo se romperá la brecha analógica, la palpable, sino la que los números nos indican, la que no muestra ni garantiza la participación de las mujeres en la construcción de sus propios relatos.

* se creó en 2007 para demostrar el impacto social positivo de la tecnología móvil . Reúne a operadores móviles , donantes y la comunidad internacional de desarrollo .

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Leé el informe original de Atenea