Permite, por primera vez desde la recuperación de la democracia, empezar a revertir la curva decreciente que ha caracterizado al presupuesto en esa área.

Por Araceli Diaz

El miércoles 16 de septiembre fue aprobado por unanimidad en el Senado de la Nación, el proyecto de ley que crea el Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF), cuyo principal objetivo es reequipar a nuestras Fuerzas Armadas a través de la recuperación, modernización y/o incorporación de material, apostando a la industria nacional y generando nuevas fuentes de trabajo. A propósito de ello, vale la pena recordar las palabras que Perón pronunciara el 10 de junio de 1944, en el marco de la inauguración de la Cátedra de Defensa Nacional en la Universidad Nacional de La Plata, donde afirmaba que “La preparación de la defensa nacional es obra de aliento que requiere un constante esfuerzo realizado durante largos años (…) Los pueblos que han descuidado la preparación de sus Fuerzas Armadas, han pagado siempre caro su error, desapareciendo de la historia o cayendo en la más abyecta servidumbre”.

En efecto, la creación del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF) permite, por primera vez desde la recuperación de la democracia, empezar a revertir la curva decreciente que ha caracterizado al presupuesto en defensa argentino que pasó del 4,5% del PBI en 1984 al 2,1% en 1988 para llegar apenas al 0,7% en 2019, destacándose como el más bajo de la región suramericana según datos del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI por sus siglas en inglés). Asimismo, mientras que estándares internacionales recomiendan que el pago de salarios y pensiones no ocupe más del 60% del presupuesto en la materia, en los últimos años nuestro país destinó casi el 90% a este concepto, relegando sólo el 10% restante a investigación y desarrollo, operaciones, mantenimiento, adquisiciones, etc. Si bien es cierto que los primeros recortes se enmarcaron en un proceso que tenía como objetivo el control civil de las Fuerzas Armadas tras la última dictadura, una vez conseguido, la política de defensa se vio atravesada por concepciones que, tanto desde la izquierda como desde la derecha, desalentaron la adquisición del equipamiento militar. Así, ya sea por el fantasma de la reaparición de las Fuerzas Armadas como actor político o ante la manifiesta voluntad de achicar el Estado, la falta de modernización del instrumento militar y su consecuente deterioro se transformaron en una peligrosa constante cuyos efectos han sido expuestos en numerosas oportunidades por quienes trabajamos estos temas.

Presentado como proyecto por el entonces diputado nacional Agustín Rossi, el FONDEF marca el inicio de una gestión que ha emprendido una variedad de acciones relacionadas al desarrollo de la defensa nacional en tanto política pública. Así, a la derogación de las reformas introducidas por el gobierno de Mauricio Macri, que alteraban la separación entre defensa y seguridad interior, se sumó el blanqueo de los conceptos no remunerativos que todavía formaban parte de los salarios del personal militar; la creación de una Comisión de Análisis y Redacción de las Leyes de Personal Militar y Reestructuración de las Fuerzas Armadas, un proyecto que venía pendiente desde hace varias administraciones y para el que se ha convocado a ex ministros, académicos y miembros de la oposición; y el establecimiento de variados convenios que hacen al fortalecimiento de la industria para la defensa, como el firmado entre FADEA y la Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial para la producción de componentes nacionales para el avión Pampa III; o el desarrollo del IA-100 “Malvina”, un nuevo avión de entrenamiento con financiamiento del Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF), entre otras.

Todo ello, además, en un contexto caracterizado por el retorno a escena de los militares argentinos, a raíz de su destacada participación en la lucha contra los efectos de la pandemia desatada por el COVID-19 con más de 16 mil tareas realizadas acumuladas, 195 operaciones aéreas, más de 2 mil argentinos/as repatriados/as y casi 100 mil hombres y mujeres desplegados en diversos puntos del país; lo que ha resultado no sólo en la operación militar más grande desde la Guerra de Malvinas, sino también en una gran visibilidad y reconocimiento por parte de sus compatriotas. El camino de la recuperación será largo, pero ahora, por primera vez, se nos permite ser optimistas respecto a nuestra capacidad futura para defender los intereses estratégicos de nuestra Nación.

 

*Maestranda en Defensa –  Miembro del Centro Atenea e integrante de la Comisión de Defensa de los Equipos Técnicos del PJ Nacional.

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