Un informe presentado por la FEDUN expresa cómo las universidades debieron incorporar la modalidad virtual en el marco del aislamiento obligatorio, una práctica que hasta antes de la pandemia solo alcanzaba un universo menor al 5% de la oferta académica. El estudio revela además que el desafío es mayor para las Ciencias Exactas y las Ingenierías, las áreas menos acostumbradas a las modalidades no presenciales. 

ntes del asilamiento dictado en el contexto de la pandemia del COVID 19, más del 95% de las carreras ofrecidas por las instituciones universitarias se realizaba únicamente en formato presencial y solo el 5% se realizaba a distancia. Así lo expresa el informe “Educar a distancia: la masificación de la enseñanza virtual en el contexto del COVID-19” , realizado por la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN) junto al Centro de Estudios Atenea. El estudio presenta resultados preliminares producto de una investigación sobre la educación a distancia de emergencia adoptada por las universidades argentinas en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio.

La medida preventiva ante la pandemia, tomada por el gobierno nacional para resguardar la vida de los argentinos, hizo que la educación a distancia pasara de ser una modalidad poco extendida entre las carreras universitarias a abordar el 100% de las clases y espacios de aprendizaje. Si bien estos cambios no son permanentes, dado que la presencialidad, por el valor que aporta, no puede reemplazarse, es probable que a partir de la actual experiencia la modalidad virtual tenga mayor alcance en los años venideros.

“La priorización de la salud y la vida de los argentinos es necesaria y la educación a distancia ha permitido resguardar a docentes y estudiantes mientras atravesamos la presente crisis sanitaria. La salud y la educación son condiciones necesarias para el desarrollo económico. Las medidas de este gobierno, como el IFE, el plan de infraestructura universitaria y el anuncio de la reanudación del programa Conectar Igualdad, van en este sentido”, explicaron desde la FEDUN.

Ante este escenario, el informe analiza la capacidad institucional de un grupo de universidades para abordar la virtualización forzosa de sus carreras, al tiempo que se indaga acerca de las respuestas y las políticas de cada casa de estudios en el contexto de suspensión de clases presenciales. Según el documento, la modalidad de educación a distancia es relativamente reciente y poco extendida entre las universidades argentinas, donde apenas un 4,1% de la oferta académica se dicta de manera virtual. Por tal motivo, las 76 universidades que acreditaron Sistemas Institucionales de Educación a Distancia ante la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) tuvieron mayores herramientas para virtualizar sus clases que las 56 restantes.

El mismo estudio da cuenta que existen disciplinas poco exploradas en esta modalidad. “Debido a que el 79% de las carreras dictadas por medios virtuales corresponde a las Ciencias Económicas (47%) y Sociales (32%), disciplinas de las Ciencias Exactas e Ingenierías contaban con menos experiencia en la virtualización de sus contenidos. Las dificultades también se presentan en los trayectos prácticos de las carreras, cuyas prácticas profesionales y residencias sufrieron grandes alteraciones”, señala la investigación.

Al respecto, Marina Salzmann, directora de Atenea, explicó que “la pandemia ha funcionado como un revelador de las capacidades instaladas para afrontar procesos de virtualización de la enseñanza. Dictar carreras a distancia requiere, además de un valioso trabajo de docentes, contenidistas, tecnólogos y tutores, una inversión educativa en infraestructura digital. El debate por el financiamiento de la educación vuelve a abrirse luego de un período (2015-2019) de fuerte retracción de los fondos para educación”.

De cara al futuro, Salzmann agregó que “la virtualización forzosa es una oportunidad para planificar sistemas educativos con mayores capacidades para la educación a distancia. Junto con la mejora de la conectividad en las provincias y la distribución de dispositivos, deben pensarse nuevos modelos pedagógicos y una mayor sofisticación de las plataformas educativas”. En cuanto a las respuestas que brindaron las universidades, se encontró que hubo programas de becas de conectividad para estudiantes, una intensificación de las capacitaciones en entornos virtuales y la creación de nuevas aulas, campus y plataformas para el trabajo y la educación a distancia. 

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