Si algunos condimentos restan adosarle a la crisis económica y social las desventajas de la mujer en el escenario laboral impactan por terminantes y deterioran un valor como la calidad de vida. Tales factores se conjugan desde la economía, en amplias variables y por las medidas que el Gobierno no implementó pese a la palabra empeñada. En efecto, por dar un caso concreto de los 3.000 jardines de infantes prometidos por el presidente Mauricio Macri en la campaña de 2015 tan solo 52 se encuentran en ejecución, según constató la Ctera a través de un relevamiento.

Esos jardines, por si hace falta remarcar, resultan más que necesarios ya que un 100% de las mujeres de familias donde existen niños se ocupa de labores domésticas y de cuidado en el hogar. Menos del 65% de los hombres colabora en tal menester. Las mujeres que trabajan y participan del mercado de trabajo representan un 20% menos respecto de los varones, y pese a todo destinan de 4 a 6 horas para esas tareas del hogar. El Centro de Estudios para el Desarrollo Nacional Atenea publicó un paper donde certifica datos y opinión al respecto.

La brecha salarial revela desventaja histórica para la mujer con respecto a los hombres algo que sacan a la luz informes sociológicos y económicos sobre trabajo donde se conjugan variopintas injusticias. A las banderas del feminismo global y organizado se suman por estós días las certezas que ponderó semanas atrás la Organización Internacional del Trabajo ( OIT) desderemuneraciones, violencia y destrato, como informó BAE Negocios. Se intenta disipar la gravedad del caso al «deslizar» que como la mujer tiene la responsabilidad exclusiva de los integrantes de un hogar “cuenta con menos tiempo para dedicarle al trabajo remunerado”. Empero no es sólo una ecuación “de mayor cantidad de horas para la familia menos ingresos laborales” sino que, según reza el informe de Atenea: “la mayor participación laboral de las mujeres no puede ir en detrimento de su calidad de vida”.

Las conclusiones del informe abarcan también el postulado de que una organización social del cuidado más justa implica que las responsabilidades se distribuyan de manera equitativa. Y la función del Estado como regulador lógico “es indispensable” para la provisión de espacios institucionales que permitan que las labores de cuidado no dependan con exclusividad de la mujer. Si bien la “igualdad de género” todavía recorre las agridulces estaciones de lo aspiracional, esa equidad aparece en los discursos del Presidente de la Nación, sus funcionarios/as e incluso en la oposición con generosa verba aunque no hay políticas que concreten esas declamaciones.

“Durante la campaña electoral de 2015 el hoy presidente Mauricio Macriprometió la construcción de 3.000 jardines de infantes”, recordó Atenea en su reporte. El contraste fortísimo aparece en un informe de la organización sindical docente Ctera, a través de su Instituto Marina Vilte, donde puntualizan que en ejecución existen sólo 52.

De ese grupo 17 cuentan con licitaciones correspondientes a 2016 y 2017.