La ratificación del bloque conservador pone en jaque el discurso del Estado de Bienestar. Atenea analiza la radiografía del voto en las últimas elecciones noruegas, donde se define un denominador común: la defensa ante lo extranjero.

En las elecciones parlamentarias del pasado 11 de septiembre se consagró la coalición conservadora conformado por una alianza entre liberales, democristianos y xenófobos con el 49,4% de los votos. Esta elección se presenta como un retroceso para el Partido Laborista Noruego, principal fuerza opositora que viene registrando números cada vez más bajos y debido al sistema de alianzas, no tendrá mayoría parlamentaria a pesar de haber obtenido el 27,4% de los votos.

Es la primera vez en la historia que se da el caso de una reelección de fuerzas de derecha. El partido conservador, liderado por la Primer Ministro Erna Solberg, iniciará su segundo periodo de gobierno donde uno de los ejes centrales del discurso político es la crisis de los refugiados. Ya se anunciaron medidas que endurecen las políticas migratorias. Ya en 2016 se iniciaba la puesta en marcha del polémico programa de repatriación por el que se pagaban hasta 2.400 euros a aquellos extranjeros que decidieran abandonar el país. Luego se sumaron otros 1.200 euros como incentivo para los primeros 500 en tomar la decisión. La inmigración de refugiados sirios y palestinos, que Noruega recibe por ser parte de tratados internacionales, generó gran disconformidad en la sociedad y la fragmentación del discurso sobre la recepción de refugiados ya motivó conflictos en las calles.

Si bien los indicadores económicos de Noruega lo ubican como uno de los países con mayor estabilidad y crecimiento, hay ciertos elementos que presionan sobre la economía. Unos de los más importantes es la crisis del petróleo. La baja del precio internacional del barril de crudo hizo que el gobierno tuviera que derivar partidas de presupuesto para cubrir el déficit. La explotación hidrocarburífera en la zona del Ártico está en el eje de los conflictos ya que el gobierno autorizó la entrega de 10 licencias de exploración en la zona del Mar de Barents. Esto originó una serie de demandas de organizaciones ambientales contra el gobierno y puso en el centro del debate la posibilidad de restringir la búsqueda de nuevos pozos.

Por otra parte, las relaciones comerciales entre Noruega y Argentina son casi inexistentes. En términos de inversión directa, en el 2016, fue de 250 millones de dólares, principalmente dirigidos a la industria del petróleo. En 2016, con la presencia de la por entonces canciller Susana Malcorra, se realizó el anuncio del relanzamiento de las relaciones comerciales. La principal inversión que se espera para este año está relacionada con la llegada de la aerolínea low cost Norwegian.

La ratificación de la coalición conservadora al frente del gobierno supone una tensión en el discurso del Estado de Bienestar. La radiografía del voto conservador encuentra en ambos extremos la misma idea: la defensa ante lo extranjero. Esta posición en común es la que le resta votos al laborismo.

 

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