Durante el primer cuatrimestre de 2017, el Ministerio de Salud gastó un 24,11% del presupuesto total aprobado. El Centro Atenea marca las diferencias que hay en el interior de esta ejecución y devela las prioridades del gobierno en materia de salud pública.

Según los datos publicados por la Oficina de Presupuesto de la Subsecretaría de Finanzas de la Nación, hasta el pasado 8 de mayo, de los 33.500 millones de pesos aprobados para cumplir sus funciones, el Ministerio de Salud de la Nación utilizó el 24,11% del total. Esta ejecución presupuestaria muestra una gran disparidad en el interior de los diversos programas dedicados a brindar servicios de salud. Muchos de ellos, bajo una clara decisión política, no gastaron ni siquiera el 5% de su partida inicial.

Los casos más significativos son dos: el Programa de Detección Temprana y Tratamiento de Patologías Específicas, y las acciones de Investigación y Desarrollo de los Laboratorios de Producción Pública. El primero vio reducido un 19% su presupuesto respecto al año anterior y del corriente solo utilizó el 0,60%, convirtiéndose en la ejecución más baja de todo el ministerio. El segundo, fundamental para la promoción del desarrollo científico, tecnológico e industrial, solo usó el 1,41% del dinero destinado.

Otra línea de acción donde no se cumple en su totalidad la ejecución presupuestaria e impacta sensiblemente desde lo social, es el Programa Atención de la Madre y el Niño, que presenta hasta ahora un gasto del 1,87%. Este servicio trabaja en la detección temprana de patologías en la etapa gestacional, los controles del embarazo y los programas de pesquisa neonatal para detectar enfermedades congénitas.

Si bien el gobierno de Cambiemos apuntó a promover la accesibilidad a servicios de salud integrados y de calidad con la implementación de la Cobertura Universal de Salud (CUS), el Programa de Fortalecimiento de la Capacidad del Sistema Público de Salud ejecutó nada más que un 2,52% de su presupuesto. Sumado a esto, el programa se redujo un 90% respecto del 2016 y presenta también uno de los niveles más bajos de uso de recursos. Otros lineamientos en políticas sanitarias que presentan las mismas características son el Programa de Detección y Tratamiento de Enfermedades Crónicas y Factores de Riesgo para la Salud, que utilizó un 3,75% del total presupuestado, y las acciones en materia de Sanidad Escolar, otra área sensible, que apenas lleva gastado un 3,88%.

La subejecución presupuestaria también abarca el Programa de Reforma del Sistema de Salud, cuyo financiamiento externo (crédito del BID) presenta solamente un 7,01% de efectivización. Por último, las acciones destinadas a la Atención Sanitaria en el Territorio no corren con mejor suerte: en un año se redujo su inversión al 50% y en 2017 se gestionó únicamente el 11,21% de su partida inicial.

Atenea considera que la evidencia de los bajos niveles de cumplimiento en el primer cuatrimestre del año reflejan una contradicción con el discurso de la gestión de Cambiemos, que plantea la emergencia en materia sanitaria, pero no cumple con el máximo de ninguna partida presupuestaria.

Los números muestran que el Ministro Jorge Lemus opta por un modelo de gestión que elige no utilizar todos los recursos, no garantizar la accesibilidad, cobertura ni calidad de atención en materia de salud.

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