El concepto de Atención Primaria de la Salud (APS) ha sido interpretado de diversas maneras. Con el tiempo el concepto de APS no sólo fue sufriendo modificaciones en su implementación dependiendo de las transformaciones del contexto político y social, sino que también se fue adecuando a las diferentes realidades sociales, culturales, económicas y políticas delimitadas por territorios nacionales, resignificándose y permitiendo el surgimiento de nuevos desafíos epidemiológicos. Sin embargo podemos identificar un elemento que es común a todas las definiciones: la APS es el primer nivel de contacto entre las poblaciones y el sistema de salud, y debe contar con las prestaciones básicas y elementales para la resolución de la demanda de menor complejidad en este nivel.

La APS no sólo debe ser entendida como el primer eslabón de la cadena de atención dentro de un sistema de salud. La implementación de esta estrategia es el cimiento y elemento fundamental para una estructuración del sistema de atención escalonada por niveles en donde, a medida que se complejiza la demanda y se requieren respuestas más complejas, se asciende a niveles de mayor especificidad dentro del sistema de salud. De esta manera se conforma un sistema de referencia y contrarreferencia, donde los pacientes son derivados de un nivel a otro dependiendo la complejidad de sus patologías y afecciones.

En este marco, los municipios serían la autoridad gubernamental por excelencia para el desarrollo e implementación de esta estrategia de intervención. Sin embargo, la experiencia argentina demostró lo contrario. El proceso de descentralización y delegación de competencias hacia los gobiernos locales no fue acompañado de un proceso de fortalecimiento institucional por lo que se transformaron en una especie de “atención primitiva de salud”, un servicio de menor categoría para una población marginal.

A partir de la disparidad de experiencias, en 2003 la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) comenzaron un proceso de reconceptualización de la estrategia de APS. Esta nueva visión puso foco en refuncionalizar la APS como una estrategia enfocada en garantizar la accesibilidad al sistema de salud y que asegurara la continuidad de cuidado de la población. Por otro lado, las acciones comprendidas dentro de esta nueva visión de la APS deberían estar enmarcadas en los estándares y principios de acción consensuados a nivel internacional a través de tratados, declaraciones y convenciones. En este sentido, Argentina cuenta con un marco normativo propicio para la adecuación y formulación de una estrategia de APS con enfoque de derechos, porque suscribió los tratados internacionales de Derechos Humanos, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que a su vez cuentan con jerarquía constitucional desde la Reforma de 1994.

En Argentina existe un conjunto de problemáticas en salud comunes que deben ser solucionadas por políticas públicas articuladas en todos los niveles de gobierno. Entre las principales problemáticas se pueden identificar: las afecciones generadas por ciertas características ambientales, la alta mortalidad por Enfermedades No Transmisibles (ENT), la violencia de género e intrafamiliar, el consumo problemático de sustancias, y problemáticas vinculadas a la salud sexual y reproductiva, salud mental, entre otras. Para todo ello es fundamental diseñar desde el nivel municipal una estrategia de vigilancia epidemológica. En este sentido resulta necesario jerarquizar el primer nivel de atención dentro del sistema de salud y fortalecer las redes y sistemas de derivación, para ampliar el alcance del acceso a la salud. Estas acciones de carácter vertical deben estar acompañadas por una estrategia horizontal con foco en la comunidad. Al mismo tiempo la participación ciudadana en el proceso de promoción de la salud potencia la idea de APS con enfoque de derechos, ya que permite generar mecanismos conducentes a una mayor equidad y accesibilidad al sistema de salud. Porotro lado, la estrategia de APS con enfoque de derechos supone apostar a un tipo de asistencia no centrado en la demanda de atención individual curativa sino preventiva. Finalmente, abordar el campo de la salud desde esta perspectiva también requiere la reformulación de los equipos de salud en territorio, jerarquizando el trabajo interdisciplinario junto con promotores de salud.

 

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