El Perú Imposible por Fernando Suárez Rubio*

Parece prelativo destacar ante este escrito, el sentido intelectualmente honesto de contrariar a la mitad de la biblioteca que reproduce y enfatiza al caso peruano como modelo de Desarrollo para América Latina.

No existe de forma alguna, una intencionalidad negativa, peyorativa, a la hora de elegir referenciar otros datos empíricamente observables, estadísticamente medibles, socialmente preocupantes, de la otrora nación “milagrosa”.

Es que al menos un lustro de duración han tenido las noticias y editoriales de The Economist, CNN, BBC o El País, por citar algunos, abordando los briefing papers de UNCTAD (en el mejor de los casos), PROInversion o World Economic Forum (en uno menos afable) respecto del desempeño interanual de ciertas variables como el crecimiento, la radicación de IED, la disminución de la Pobreza Extrema Nacional, la caída del desempleo o la estabilidad de los precios locales ante un pretérito inmediato hiperinflacionario. Es que ya son varios años leyendo a Oppenheimer.

El “Milagro”, en aquellos años respondía a conceptualizar un país con crecimiento a tasas chinas (que venía de una crisis política y democrática sin precedentes), con un sistema político inestable.

La rareza de que los principales cuadros políticos no cuentan con un respaldo social constante, mientras que el efecto en la alternancia de gobiernos, no altera al famoso “modelo”. “Son Políticas de Estado” diría alguno de los analistas reduccionistas que tanto proliferan[1].

El “modelo” a secas, no expresa el “cambio” que vivió Perú entre el Autogolpe de Alberto Fujimori y los pedidos por su extradición cuando felizmente vivía en Japón, su Alma Mater; el “modelo” de ninguna forma expresa los crímenes de lesa humanidad vivenciados durante el proceso de reforma constitucional y el ejercicio de un poder sumarísimo. El “modelo” solo cuenta la feroz persecución y minimización positiva de la guerrilla, no de sus colateralidades (también empíricamente documentadas).

En tiempos donde la confianza es un valor supremo en la Economía, donde las Creencias y la Fe son raigambres de nuestras sociedades Latinoamericanas, hablar de “Milagro” es solo un eufemismo. Pero ya que estamos… podríamos considerar el Estigma como otra señal de asombro y prodigio: aquel que nos recuerda la “pasión” del modelo, sus implicancias necesarias.

No todos los sectores de la población se vieron beneficiados de dicho crecimiento o no todos lo sintieron de forma positiva. Para el año  2014, la población respecto del censo previo, ascendió en forma significativa superando los 30 millones de habitantes y la pobreza que descendió cerca del 26% significaba mas de 7 millones y medio de pobres (según datos oficiales), significaba casi 2 millones de peruanos sin acceso garantizado  a su comida.

Observando por regiones, pasábamos de una costa del 16,5%, a una sierra del 48,1% finalizando por la dura selva del 55,8% de peruanos en situación de pobreza. Es que la concentración del “derrame” Peruano se dio fundamentalmente en Lima y su conurbano, donde reside un tercio de su población nacional.

Pero ya durante año 2013, una desaceleración repentina del PBI, destacándose la desaceleración de la Inversión Privada (-4,9%), la caída en el consumo privado (-5,2%), una balanza comercial deficitaria en US$ 666 millones, empezaba a dar ciertas señales.

Aclaro que este enfoque netamente economicista, apunta a ser coherentes con la mirada que se intenta instalar sobre el país y sus “cifras”. Si nos centráramos en la cantidad de denuncias de trabajo esclavo, precarización en cantones mineros, represión de movilizaciones comunitarias, el “inmanente” salario mínimo vital y móvil o la desigualdad absoluta en el acceso a la salud y la educación entre la variopinta geografía, los resultados serían aún más contundentes.

 

Recuerdo que por septiembre u octubre del 2015, mientras escribía un paper para un congreso sobre otro tema, di a parar con una nota de opinión muy buena de Víctor Hernández para Gatopardo que llevaba el nombre del Milagro. No era actual, añejaba al menos una temporada.  Me había parecido muy entretenida la forma por la cual relataba el contraste y la desigualdad en el Perú, y de que forma esta estaba internalizándose como un elemento mas de la realidad y el presente.

Como los 2 mil multimillonarios del Perú eran noticia corriente, al igual que los umbrales de ganancias exacerbados de  Bancos y Centros Comerciales acompañando el matutino diario, o bien como Forbes incluía para el 2013 a 10 peruanos entre los hombres mas poderosos del planeta.

Pero una frase fue realmente la mejor: “El diagnóstico de la realidad peruana tiene matices heréticos: parece un milagro, pero no lo es. La economía, como la fe, es un asunto de evidencias circunstanciales: el punto de partida fue tan bajo, que la mejora se nos presentó como una ocasión propicia para construirnos una mitología del éxito”.

El mismo periodista no dudaba en connotar a su Presidente como “el hombre que aterrorizaba a los empresarios” como candidato, transformado en “gobernante moderado” al que le reclaman medidas; le preguntaba cómo era compatible el estado de “bonanza” con la realidad en la que el 40% de los niños padecía/padece anemia. Quizás fuera parte del Estigma.

Durante los últimos años sucedieron dos hechos desapercibidos mayoritariamente: el pico histórico más grande de morosidad en pagos de tarjetas de créditos y la venta por malos resultados de la microfinanciera más importante de Lima, MiBanco, cuando la mayoría de las carteras dejaron de saldar sus deudas.

Quizás el Milagro no fue peruano. Lo mas indescifrable radicaba en otro Continente: el Gigante Asiático sosteniendo durante 30 años una tasa de crecimiento incomparable, sosteniendo la economía planetaria durante la Crisis Financiera reciente, demandando todos nuestros Comodities, apoyando la reprimarización, sin intervención política en los asuntos internos (o al menos no tan obscenamente).

Hoy los términos del Intercambio han menguado para Latinoamérica ante un mundo sobre ofertado. El cambio en la política monetaria Norteamericana tampoco ayuda a los emergentes con “Ansiedad crediticia”.

El impacto Comercial y Fiscal que enfrenta el Perú, solo puede agravar aun más a una Economía con una tasa de informalidad superior al 70% y con un coro de Especialistas Económicos que consideran a la Política Económica con “Poco Espacio”.

Roberto Abusada, uno de los mas prolíficos en este aspecto – otrora asesor durante el Golpe de Fujimori- no duda en inculpar a Humala de incapaz y responsabilizarlo de la circunstancial fase del “Milagro”, tapando el Sol con las manos, dado que su gobierno jamás desplazó al equipo técnico que maneja Hacienda y Finanzas – de las principales críticas desde la otra mitad de la Biblioteca.

De hecho Humala no le escapa a la tendencia: ningún Presidente saliente del Perú democrático, lo hizo con más de 15% de aprobación ciudadana. Ni el histórico Alan García, ni Toledo y su Perú “Posible”. Este sería el Perú Imposible.  Solo resta observar sus incursiones electorales recientes.

Resulta interesante plantear que Perú ya ha tomado la mayoría de las decisiones ortodoxas posibles: reducir impuestos, suscribir Tratados de Libre Comercio, integrar Mega Acuerdos de liberalización en bloque, reducir barreras arancelarias, desregular el control financiero y bancario, congelar los mínimos salariales y las coberturas previsionales (ya en manos privadas).

Solo resta esperar las manifestaciones que durante los próximos años nuestro Milagroso Perú : ¿Será la Lanza, el Látigo o la Corona de Espinas?

*Fernando Suárez Rubio es Docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador, en las cátedras de “Política Exterior Comparada Latinoamericana” y “Negociación Internacional”.  

[1] Durante estos últimos diez años, Perú se ha transformado en un país que ofrece ciertos indicadores macroeconómicos a priori sorprendentes. Desde el año 2001, el crecimiento económico anual del PBI ronda el 5,7% y se ubica como el octavo país con más rápido crecimiento en el mundo. Los factores que generaron una aceleración en la economía, fueron un aumento en los niveles de productividad principalmente en el orden primario; y el incremento en el empleo, como así también los intercambios comerciales con el exterior y un aumento en las exportaciones en diversos rubros, ponderándose el minero. A su vez ello generó bajos índices inflacionarios, y una buena acumulación de reservas internacionales principalmente en el período de Gobierno de Alan García.

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