El presente histórico brasileño inquieta por donde se lo mire: en sí mismo, es un caso de estallido de un sistema político, puesto en tela de juicio y asediado por su comportamiento ilícito, probado por la justicia. La crisis de Brasil es un ejemplo de las complejidades que las postrimerías de un golpe blando ofrece en una sociedad acuciada de malestares sociales, asentados en desigualdades y expectativas frustradas. Es, en última instancia, la evidencia de la interdependencia compleja y sus efectos negativos, en este caso, para el resto de los miembros del MERCOSUR.

A las retracciones económicas del PBI  brasileño de los últimos dos años (3,8% y 3,6%) se suma la caída de la inversión al 16,4% del PBI en 2016 y los casi 3 millones de trabajadores menos en la construcción e industria.  Sin embargo, mientras las repercusiones del Lava Jato aún no ceden, existen ciertos sectores del periodismo que hablan de una “recuperación” brasileña, mirando por ejemplo, el mercado automotriz.

Para disipar algunas dudas desde el área de Relaciones Internacionales del Centro ATENEA dialogamos con el politólogo Amilcar Salas Oroño, especialista en Brasil.

“Como en ningún otro momento de la vuelta a la democracia, el poder central posee tan poca capacidad para coordinar una agenda política”.

ATENEA: Nos gustaría saber si, en tu opinión, la actualidad puede ser analizar dualmente: una que mire el Brasil País y otra que diferencie sus regiones y microclimas.

ASO: Si, es analizable en una divisoria: una cosa sería Brasilia, con su clase política viviendo en una burbuja (no sólo por lo que ganaba, que está muy por encima de la situación regional) y otra el resto del país. Hay un proceso de aislamiento de Brasilia del resto de Brasil, para jugar con los términos; en otras palabras, una agudísima desfederalización política. Como en ningún otro momento de la vuelta a la democracia, el poder central posee tan poca capacidad para coordinar una agenda política. Brasilia se fue asilando de los verdaderos problemas nacionales; los políticos no han logrado dar cuenta de ninguna solución a la cotidianidad de la población (desempleo, problemas de movilidad urbana, aumento de la tasa de juicios por falta de pagos de servicio, etc.).

 

ATENEA: Hace poco publicaste “Lula, el Delincuente”. En ese análisis ubicas al Poder Judicial como: ¿una corporación que quiere totalizar la República o un Fiscal de lo político que quiere restringir dicho ambiente?

ASO: No es un fenómeno exclusivamente brasileño. Tampoco aseveraría ninguna de esas dualidades. Nunca me interesaron las visiones conspirativistas, pero en el caso del Poder Judicial, si uno mira la actuación de ciertos jueces de Primera Instancia en América Latina, llama bastante la atención que hay una coincidencia en el tipo de opción punitiva (un Maní Pulite de los trópicos) .

El rol de los medios de comunicación, en este sentido, son un elemento clave para lo que es la piedra angular de todo el esquema de búsqueda de justicia que se sintetiza en la figura del arrepentido (precisamente lo que hizo arrinconar a Temer esta semana).

 

 ATENEA: ¿Existe algún posible candidato del sistema político que no esté cercado por un proceso judicial o siendo investigado?

ASO: Es difícil decirlo, porque no se sabe hasta dónde van a seguir las denuncias; además, aparecen denuncias de todo tipo: por ejemplo, en los noticiarios aparece “JBS le entregó dinero a fulano”. En principio quizás esa entrega se hizo como un aporte legal, pero como ya está todo muy sensibilizado, la noticia entra en el mismo conjunto de las otras denuncias (con verdadero fundamento). Se podría decir que Ciro Gomes (un ex ministro de Lula y de Itamar Franco) es quizás un político que no aparece tan mencionado – o Marina Silva- pero eso, insisto, por ahora.

 

 

“Las familias de los sectores medios-bajos están endeudadas y están destinando un porcentaje muy alto a pagar las deudas”.

 

 ATENEA: ¿Que tan cierta es la evolución económica del Brasil en el último año? ¿Cómo interviene dentro de la vida social?

ASO: Es muy mala la situación económica; por ejemplo, ya empieza a hablarse de problemas en el sector financiero. Las familias de los sectores medios-bajos están endeudadas y están destinando un porcentaje muy alto a pagar las deudas. Pues bien, en algún momento esto se corta y esa monumental bancarización promovida por los gobierno del PT se te viene como un boomerang. Se puede hablar de esta dimensión, que cruza lo cotidiano con lo macro, pero habría muchos otros ejemplo (disminución de consumos, de utilización de transporte público, etc.).

ATENEA: Las reformas que el Poder Legislativo efectuó sobre el Gasto Público tuvieron difusión orientada a combatir los problemas “sistémicos”. ¿Existe alguna propuesta o discusión en torno a la permeabilidad financiera o el riesgo de fuga generalizada?

ASO: No lo dicen, pero estoy seguro de que están mirando – la burguesía brasileña, en la particularidad de sus “intereses”- con mucha atención y preocupación lo que está ocurriendo con Trump. Si la Reserva Federal decide cambiar la trayectoria de los últimos años, la situación brasileña puede complicarse bastante. No hay en tratamiento legislativo o anuncio público ministerial algún “Plan B” por parte de Brasil, pero estoy seguro que están muy atentos.

ATENEA: ¿Que tenemos que esperar de Brasil en los próximos 6 meses?

ASO: Seguramente la renuncia de Temer y definiciones más claras de resguardo de los intereses financieros. H. Meirelles, el ministro de Economía, no ha logrado cumplir los objetivos de acomodar el presupuesto o el Estado, la dinámica usual en favor del sistema financiero, sino todo lo contrario. Por eso la pregunta será: si él no pudo, siendo una de las principales figuras del mundo financiero, quién lo hará, y cómo. Para eso, la salida de Temer es necesaria, porque su legitimidad menguante,  ya no permite maniobrar.

*Amilcar es licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, magister en Ciencia Política por la Universidad de San Pablo y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires.

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