Por Paula Monteserin y Gisela Riveiro Oyarzabal.
«Las mujeres del futuro harán de la luna un lugar más limpio para vivir». Así decía una publicidad de 1968 que promocionaba un artículo de limpieza y en esas palabras se reflejaban las expectativas que había del futuro: autos voladores, robots, cambios tecnológicos, habitar la luna y … mujeres responsables de las tareas domésticas.
No sorprende entonces que el 22 de julio y desde hace 36 años se conmemore el Día Internacional del Trabajo Doméstico como una manera de visibilizar el trabajo no remunerado que realizan las mujeres en sus hogares.
¿Hace 36 años se conmemora un día para visibilizar un tipo de trabajo que no es reconocido ni remunerado? Así es. Hace 36 años se planteaba la importancia en el reconocimiento de este tipo de trabajo no sólo para quienes lo ejercen sino también para el desarrollo de las naciones. Aún hoy el trabajo doméstico sigue siendo la piedra angular que explica la desigualdad de las mujeres en el mundo del trabajo y el impacto de esa desigualdad en el resto de las esferas de la vida social e individual.