Una de las realidades estructurales de la economía argentina es la restricción externa, es decir, la imposibilidad de generar las divisas necesarias para asegurar un crecimiento sostenido en el tiempo. Actualmente la toma de deuda es la vía para alejar este horizonte económico por demás complejo. Tomando en consideración esta coyuntura, la diversificación de la economía puede constituirse en una herramienta que a largo plazo permita afrontar este desequilibrio propio. Sin embargo los datos que se desprenden del Indec no permiten avizorar la implementación de medidas que contribuyan a una diversificación de la canasta exportadora, sino todo lo contrario.

El análisis del desempeño exportador en el primer semestre del año arroja ventas por 28.046 mil millones de dólares, anotando un leve crecimiento del 0,7% en comparación con el 2016  (27.842 mil millones de dólares). No obstante, el comercio exterior se encuentra por debajo de 2014 e incluso de 2015, cuando el país exportó durante el primer semestre 34.697 y 28.463 mil millones de dólares respectivamente, consolidando una caída del 19,2% contra lo acontecido hace 3 años.

En el desagregado, el complejo oleaginoso presentó una caída del 6,4% entre el corriente año y el anterior y una disminución del 20% al compararlo con 2014. En el apartado de la soja el comportamiento es el mismo: si en 2014 estas ventas significaron 10.409 mil millones, para este año fueron de 8.200 mil millones, registrándose un descenso del 5,5% entre 2016 y 2017. La buena performance del girasol en 2016 (al compararla con 2015) se contrapone con su desempeño en 2017, cayendo su comercio un 19,6%.

Por ser un sector estratégico en la generación de trabajo directo e indirecto en nuestro país, el devenir de la industria automotriz permite inferir, en algún sentido, el modelo macroeconómico propuesto en la actualidad. De los datos analizados se desprende que este sector -en términos exportadores- aún continúa por debajo de los 4.237 y 3.334 mil millones de dólares de 2014 y 2015, pero mejorando su producción en relación a 2016. Si bien mejoró en relación al último año alrededor de un 15%, aún no logra recuperar lo perdido desde 2014.

En el mismo sentido el sector petroquímico y petrolero exportó más en 2017 pero sigue por debajo de los valores de 2015 y 2014 (con un descenso del 62,3%). El biodiesel, el aluminio y el entramado pesquero son los únicos rubros que se desenvolvieron de forma positiva al comparar tanto 2014 como 2016.

Como se esbozó previamente la diversificación no puede ser deducida como orientación estatal al seguir este análisis cuantitativo. De los 21 principales complejos exportadores referidos (siendo el número 21 el rubro “resto de exportaciones”) tan sólo entre el automotriz, el cerealero y el oleaginoso engloban el 54,7% del total de ventas al exterior. En suma, sólo 3 sectores explican más de la mitad del comercio hacia afuera, y si se le suma el oro, la pesca, el petrolero-petroquímico, el frutihortícola y el bovino se llega al 71,4%.

 

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