Solo 10% de la riqueza de los argentinos fue alcanzada por Bien Personales
El economista francés Thomas Piketty en su obra “El capital en el siglo XXI”, que muestran una tendencia al aumento de la desigualdad en los últimos 50 años. Más recientemente, su colega Gabriel Zucman muestra datos que confirman que la presión tributaria sobre los más ricos en los Estados Unidos es la más baja de la historia, siendo menor a la de los demás sectores sociales, incluyendo los más pobres. El mismo autor afirma que el 8% del patrimonio mundial está alojado en países de nula tributación, donde los ricos esconden su riqueza de los fiscos nacionales.
En el caso de la Argentina, los últimos datos sugieren que la recaudación de este impuesto es realmente baja, apenas un 0,1% del producto en el año 2018. Esto implica que como máximo un 10% de la riqueza de los argentinos fue alcanzada por el tributo, incluso bajo supuestos muy conservadores, tales como asumir que sólo se aplica la alícuota mínima de 0,25%, considerar que la riqueza nacional es de sólo 4 años de producto bruto interno.
Como bien señaló Daniel Artana en un artículo reciente, a estos valores debe sumarse lo recaudado por las provincias en impuestos a ciertos patrimonios, como los automotores o los inmuebles, que sumarían 0,3% y 0,4% del PBI respectivamente, es decir 7 veces más que por Bienes Personales.
Estos datos se ven nítidamente afectados por las iniciativas que el presidente Mauricio Macri impulsó durante su gestión respecto de este tributo. En el contexto del blanqueo de 2017, otorgó tres años de exención a todos los contribuyentes que hubieran declarado sus bienes hasta el momento, premiándolos como “contribuyentes cumplidores”.
Actualizar el Impuesto a los Bienes Personales para aumentar la recaudación y la inversión
En el contexto actual de necesidad de recursos por parte del Estado Nacional, se impone discutir cambios en la estructura impositiva de forma de aumentar la recaudación tributaria y al mismo tiempo incentivar la inversión productiva que permita dejar atrás la actual recesión. Ello implica aumentar la presión tributaria de los impuestos a la riqueza, y progresivamente disminuirla en los impuestos al consumo, y a aquellos bienes afectados a procesos productivos.
El Estado Nacional tiene la posibilidad de aumentar la recaudación de Bienes Personales, no solamente restituyendo las alícuotas a los valores anteriores a 2018, sino también anulando exenciones a determinados bienes, como los inmuebles rurales, o revisando la metodología de valuación de ciertos activos, como los inmuebles urbanos, que en algunos casos se valúan con montos irrisorios.
Por último, el Impuesto a los Bienes Personales necesariamente debe ser una herramienta para fomentar la inversión productiva de la riqueza en la Argentina. Según estimaciones de AFIP, la riqueza de los argentinos no declarada en el extranjero supera los u$s400.000 millones. Un mayor control del ente recaudador podría acrecentar la base sobre la que actualmente se tributan los impuestos a la riqueza.
Al mismo tiempo, una reformulación tributaria, a través de alícuotas diferenciadas, podría incentivar a los tenedores de esta riqueza a repatriarla, lo que permitiría generar un rebote económico que dé la necesaria sustentabilidad al perfil de endeudamiento del Estado.